El álbum es la narración de la vida a través de la perpetuación en el tiempo de determinados instantes escogidos; una construcción irreal de la realidad.

Desde el comienzo de la fotografía, la familia ha sido uno de sus centros de atención. Todos tenemos en la memoria fragmentos de nuestros álbumes familiares. Estas imágenes conforman nuestra percepción del pasado. A menudo, la realidad que vivimos antaño queda manipulada por la captura de momentos concretos en los que prevalecerá todo el peso del recuerdo.

Sin embargo, es con la desaparición de nuestros antepasados y progenitores, cuando somos conscientes de que la fotografía no basta. No cuenta nada.

Nos quedamos huérfanos ante un libro de imágenes mudas, intentamos reconstruir una historia que nos ha sido arrebatada y nos damos cuenta de que era muy ingenuo confiar en la permanencia de la imagen como tabla salvadora del recuerdo. Nos falta la historia.

En mi trabajo he intentado reconstruir la historia familiar regresando a los lugares donde se tomaron las fotografías, buscando a los que fueron protagonistas del álbum que nada cuenta.

Muchas veces estas personas han desaparecido, y sólo nos queda el paisaje. La fotografía se utiliza como medio para exorcizar la ansiedad de la desaparición. ¿Qué sentido tendría sino fotografiar un espacio vacío ahora?.

En otros casos aún podemos arañar algo de continuidad, ficticia, por supuesto. Encontramos a protagonistas que eran demasiado jóvenes para ser conscientes de su entorno cuando fueron fotografiados. El bebé que sostenían en brazos en una fotografía de retrato familiar, nos mira desde la misma silla, pero es una mujer de setenta años. Es la única que queda de su familia y no se acuerda de aquel día en que fue tomada la foto, pero posee lo que hemos venido a buscar: la historia. El día que muera ya no tendremos los nombres, las anécdotas, los relatos de momentos decisivos, los detalles sobre el carácter de los integrantes de la familia, las relaciones entre ellos…No es una mujer de setenta años lo que estoy fotografiando. Es el contenedor de la historia. Ese es mi interés.